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Define tus objetivos y encuentra tu Ítaca

Tabla de contenidos

El club de los objetivos ajenos

Sucede a menudo que la rutina de nuestro día a día nos impide tener una visión global y más amplia de nosotros mismos. 

Antes de que nos demos cuenta, esa rutina se apodera de nuestro día, hasta que nos vence y termina por adueñarse de nuestras semanas, meses, años…

…y entonces llega un día en que descubrimos que hemos perdido el control de nuestra vida

Llegado ese punto muy probablemente nos demos cuenta de que no hemos vivido en consonancia a lo que en algún momento de nuestra vida nos hizo soñar, expandirnos, emocionarnos.

La visión global se va tiñendo de gris y con ella se van desvaneciendo todas las acciones que podríamos estar llevando a cabo para estar cada día más cerca de ese sueño.

Lo más triste es tener que envejecer para darnos cuenta que no alcanzamos aquello que pudimos llegar a ser con todos los recursos y capacidades que tenemos y que no utilizamos o nunca optimizamos simplemente porque no focalizamos.

No focalizamos la atención en un primer momento del “lugar” al que queremos llegar.

Ese “lugar” que nos hace “resonar” al imaginarnos allí.

Ese lugar es la meta, aunque a mí me gusta llamarlo: ÍTACA.

Dicen que uno envejece cuando sus añoranzas superan sus sueños.

Y es cierto. 

Los años son relativos cuando se habla de juventud o vejez. 

Entonces, hoy te pregunto, ¿A qué esperas? ¿Quieres seguir siendo una de esas personas que pertenece al “Club de los objetivos ajenos”? ¿De esas que al no tener sueños, no tienen objetivos y por tanto de manera inconsciente facilitan que otros consigan los suyos en cierto modo “utilizándote”? 

Es momento de agarrar las riendas de TU VIDA

Está muy bien compartir, ayudar… 

¡Está más que bien! 

Es fantástico cuando se trata de seres queridos y más aún cuando lo haces de manera consciente y con amor, pero…

¡Es momento de agarrar las riendas de TU VIDA! 

Si no lo haces ahora, llegarás a pertenecer a los objetivos de otros sin tú quererlo y sin ningún rumbo. 

Ya lo advertía Séneca: “No hay viento favorable para quien no sabe a dónde va”. 

Marca la ruta del mapa de tu vida

Comienza con tu meta en mente.

Te propongo hacer un sencillo ejercicio: 

Toma consciencia de tu situación actual y de dónde y cómo te gustaría verte en 5 o 10 años. Piensa, ¿Qué te inspira? ¿Cómo te gustaría verte mañana en ese ansiado destino? 

Ese será el primer paso que habrás dado para dirigir tu vida: dedicar tiempo a algo tan sencillo pero que tanto se suele descuidar como pensar en ti de manera consciente y en cuál es tu Ítaca, tu meta. 

Busca una conexión entre lo que eres hoy y lo que deseas/sueñas ser mañana, persiguiendo que ese destino vaya alineado con tus valores y con tu esencia.

Haz el ejercicio ahora y no esperes más. 

Desafía a la rutina y los quehaceres diarios, míralos a la cara y da un puñetazo en la mesa mientras gritas: ¡Basta ya! ¡Este es mi momento! 

Y así es, es tu momento.

Nunca se es demasiado joven o viejo para realizar este ejercicio. 

La historia nos muestra muchos casos de gente exitosa que comenzó a emprender la aventura de perseguir sus sueños muy jóvenes y otros casos de gente ya muy entrada en una avanzada edad. 

Estás a tiempo. 

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Define la meta

Hay muchas maneras para definir la meta que alcanzar. 

Un ejemplo son los objetivos SMART: 

  • Specific (Específico)
  • Measurable (Medible)
  • Attainable (Alcanzable)
  • Realistic (Realista)
  • Time Paced (Programado por etapas en el tiempo)

Describir la meta es el primer paso para poder definir bien tu objetivo, esto estimula sobre todo tu hemisferio cerebral izquierdo, la parte más racional. 

Pero podemos transformar los objetivos en sueños estimulando sobre todo el hemisferio cerebral derecho, allí donde la imaginación toma rienda suelta, donde la emoción se desata e inicia el impulso emocional de desear desde lo más profundo de tu corazón. 

Razón y emoción, cuando se unen te hacen ser imparable

Ahora que ya tienes definida tu meta, une la razón con la emoción. 

Ambos son necesarios para lanzarte a por tu objetivo. 

Pregúntate: ¿Qué sentirás cuándo hayas conseguido tu meta?

He tenido la oportunidad de trabajar en procesos de Coaching con jugadores y jugadoras tanto de la Selección Española como Mexicana de Rugby, así como con Directivos y Presidentes de empresas. 

Y éste ha sido uno de los métodos empleados para llegar a conseguir grandes metas. 

Cuando la emoción es fuerte se genera un impulso que nos facilita la predisposición para pasar a la acción. Entonces, en el momento que encuentras un sueño potente, su por qué y para qué, te pones manos a la obra con una energía inagotable.

Entonces, cierra los ojos e imagínate allí habiendo conseguido alcanzar tu meta, tu sueño. 

Trata de ponerle color, sonido, olor, sensaciones. 

Trata de recrear todo el contexto incluso imaginar quien te acompaña y con quien estás compartiendo ese logro. 

El cerebro no diferencia entre qué es realidad y qué no. Pero cuando imaginas algo se generan impulsos emocionales muy similares a los que se producen si estuviera pasando en la realidad.

¿Las metas deben ser realistas?

Lo dice todo el mundo, las metas deben ser realistas. 

Y es cierto, hay que ser realista al marcar las metas pero nada extraordinario sucederá si no vamos más allá, si no exploramos otro nivel, si no soñamos. 

Pero, ¿Qué es ser realista? 

¿Es que en su momento fue realista pensar que el ser humano se podría desplazar volando a lo largo del mundo? ¿Fue realista imaginar que apretando un botón, de repente, una habitación quedaría totalmente iluminada? ¿O quizá fue realista que poniéndote un aparato en la oreja podrías escuchar y hablar con una persona en la otra punta del mundo?

¿Fueron realistas todas esas personas que consiguieron estos avances? 

Claro que sí, pero por encima de todo, fueron soñadores. 

Las últimas palabras de Steve Jobs

Estos grandes inventores soñaron y creyeron que era posible. 

Tuvieron un “para qué” hacer las cosas. 

Como dijo Victor Frankl: “Si tienes un para qué, podrás soportar casi cualquier cómo”. 

Y ese es el poder de los sueños.

Se mantuvieron firmes, hambrientos y alocados persiguiendo sus sueños hasta que lo consiguieron.

Bien es cierto que fracasaron en numerosas ocasiones antes de conseguir lo que pretendían y quizás por ello me vengan ahora a la cabeza las últimas palabras de Steve Jobs en su discurso en la Universidad de Stanford: “Stay hungry, stay foolish”.

Keep on dreaming my friend

Hace unos años, en la Universidad de Stellenbosch de Ciudad del Cabo (Suráfrica), estaba atendiendo un curso. Para mí, había una clase de especial interés: Jake White, entrenador de los Springboks Campeones del Mundo de 2007, nos daría una de las últimas charlas de la formación. 

Quise conocer más sobre él por lo que busqué en varias librerías de la ciudad hasta que encontré su libro “In Black and White”. 

Quedé impresionado al leer un ensayo que Jake White escribió cuando aún iba a la escuela con unos 14 años:

“Tengo un sueño que es el Rugby…¿Que cuáles son mis sueños para el futuro? Mi gran sueño es jugar al Rugby, especialmente para los Springboks, pero todavía más ser su entrenador. Así que voy a seguir soñando, si lo consigo me hará la persona más feliz del mundo. Imagina jugar en un estadio internacional y ganar. Eso…eso es otro ensayo.”

Impresionante. 

Tras varias décadas desde aquel ensayo, consiguió hacerse con la Copa del Mundo disputada en 2007 en Francia como máximo responsable deportivo de la Selección Sudafricana Absoluta.

Al día siguiente, al acabar su clase magistral, literalmente le asalté desenfundando su libro apuntándole con el mismo y pidiéndole por favor que me lo dedicara. 

Muy amablemente lo hizo. 

Le comenté mi entusiasmo hacia el ensayo que escribió cuando aún era un niño y entonces, tras unos breves minutos conversando, sonrió y me dijo:

Keep on dreaming my friend

Soñar nos llena de motivos para movernos

Motivación es igual a tener motivos para la acción. 

Tener un “para qué” hacer las cosas nos facilitará el saber “qué“ y “cómo” hacerlas. 

Pero todo este proceso necesita un posterior plan que llevar a cabo, compromiso y acciones para materializarlo. 

Esas acciones direccionadas con un sentido de manera consciente y constante empezarán a ocupar tus días. Es ahí cuando empezarás a navegar por tus semanas, por tus meses, por tus años, sin “envejecer” nunca, hasta que finalmente desembarques en ese lugar soñado.

La persona en quien te conviertes por pretender alcanzar tu Ítaca es, probablemente, lo más importante de tu travesía.

Cuando llegues allí, no olvides permanecer unos instantes saboreando el logro y disfrutando de la persona en la que te has convertido por el hecho de partir y poner rumbo hasta amarrarte en esa hermosa isla.

Pero no te acomodes, vuelve a ponerte metas, sueña de nuevo y suelta amarras, abandona la costa de tu hermosa isla y navega de nuevo. 

Emprende más aventuras, conquista nuevas ÍTACAS.

Pon rumbo a tu Ítaca

«Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, 

lleno de aventuras, lleno de experiencias. 

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes ni al colérico Poseidón, 

seres tales jamás hallarás en tu camino, 

si tu pensar es elevado, si selecta 

es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. 

Ni a los lestrigones ni a los cíclopes 

ni al salvaje Poseidón encontrarás, 

si no los llevas dentro de tu alma, 

si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo. 

Que muchas sean las mañanas de verano 

en que llegues -¡con qué placer y alegría!- 

a puertos nunca vistos antes. 

Detente en los emporios de Fenicia 

y hazte con hermosas mercancías, 

nácar y coral, ámbar y ébano 

y toda suerte de perfumes sensuales, 

cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas. 

Ve a muchas ciudades egipcias 

a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente. 

Llegar allí es tu destino. 

Mas no apresures nunca el viaje. 

Mejor que dure muchos años 

y atracar, viejo ya, en la isla, 

enriquecido de cuanto ganaste en el camino 

sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje. 

Sin ella no habrías emprendido el camino. 

Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado. 

Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, 

entenderás ya qué significan las Itacas».

P. Cavafis. Antología poética.

 

Tu pasado no es igual a tu futuro. 

Tu presente, en cambio, sí que determina tu futuro. 

Por eso el HOY, el AHORA, es tan importante. 

¡Es la hora!

Me encantará saber tu opinión y que me cuentes cómo te has peusto en marcha. Puedes dejar un comentario más abajo o contarme en [email protected]

Y no lo olvides: “Keep on dreaming my friend”.

Gracias por leerme líder y ahora, pon rumbo a tu Ítaca.

¡Provoca un extraordinario día!

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